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jueves, 27 de febrero de 2014

A mi hombro, a mi hombro...



Me duele el hombro
Es el hombro de las palmaditas en el hombro
Es el hombro al que se aferra el vendedor de enciclopedias
O el banquero que trata de enredarte en algún negocio
Parece que cuando te tienen cogido por ese hombro te intimidan más
Me duele el hombro
Es el hombro de las palmaditas en el hombro
El que usan mis amigos cuando me saludan
O me despiden
Para dar mayor énfasis a la alegría del encuentro
O del desencuentro
Cuanto más quieren destacar la amistad
Más fuertes son los golpes en el hombro
Me duele el hombro
Es el hombro de apoyar cabezas
Es el hombro de consolar desgracias
Es el hombro de llorar en el hombro
Me duele el hombro
Es el hombro de las palmaditas en el hombro
También es el hombro por el que me sujeta el político
Es el hombro que usa el político para caer simpático
Es el hombro de conseguir votos
Me duele el hombro
Es el hombro de las palmaditas en el hombro
Es el hombro por el que pasan las cosas camino de la espalda
Esas que se echan a la espalda
Me duele el hombro desde hace más de cinco meses.

Vale, pues con tanto dolor de hombro, el otro día estuve en el médico y, tras explicarle mis desgracias, me miró con aire de preocupación mientras observaba una radiografía.

     Tienes tres tendones hechos polvo.  Habrá que ponerte una infiltración en el hombro.

En ese momento me quedé estupefacto.  ¿Una infiltración en el hombro?  ¿Quiere eso decir que tendré una especie de tipo infiltrado en mi interior que se dedicará a vigilar cuanto haga o diga y además saboteará todas mis intenciones con la clara finalidad de convertirme en un ser susceptible de ser detenido, denostado o ridiculizado frente a mi entorno?  No, de ninguna manera quiero tener yo un infiltrado en mi interior.

Parece que el médico debió de notar algo, porque su semblante tomó una expresión de preocupación y restando importancia dijo:

     No es nada grave, sólo se trata de infiltrar el hombro para mitigar el dolor.

¡Pánico!  Mi hombro tomando vida propia y alejándose de mi cuerpo para infiltrarse en las líneas enemigas.  ¡Dios mío, no!  No quiero que cada día me venga con el soplo de lo que hace este o aquel, ni con planes maquiavélicos para acabar con todos ellos.  No quiero tener pegado a mí al famoso hombro de valons.

El médico no sale de su asombro.  Creo que en su vida se las ha visto con un paciente tan expresivo, así que, sin más, me pide que me quite la camisa.  Orden que ejecuto aterrorizado y despidiéndome de mi hombro querido.

El médico se aproxima a mí portando no buenas noticias ni nada parecido, sino una jeringuilla de tamaño considerable, cargada de líquido y con una aguja acoplada que asusta de solo mirarla de grande que es.

     Seguro que has oído hablar mucho de las infiltraciones

Yo, siendo culto como soy, marisabidillo y sabioncete, le contesto:

     Por supuesto, por supuesto.  Veo bastantes películas y leo algún libro de vez en cuando.
     Lo digo — suelta el médico impávido— porque pese a lo que dicen no es nada malo.

¡Copón que no!  Pero ¿cómo no va a ser malo eso de infiltrar gente en los hombros ajenos?  Y un hombro en gentes ajenas ya tiene que ser la leche

     Es sólo un calmante de acción lenta y continuada que te ayudará a superar el dolor.

El rubor, el color rojo, encarnado, rojo fuego, rojo vivo, rojo sangre, rojo rojo se apodera de mi rostro.  Que ridículo, madre, que ridículo.

Bueno, en resumidas cuentas, que me duele el hombro mucho desde hace tiempo.  A ver si se me cura ya ¡Leches!

miércoles, 26 de febrero de 2014

La comadre Sebastiana



Mira tú, hasta aquí hemos llegado.  Ya estoy harto.  Esto no hay persona humana que lo aguante.  Parece que la parca ha decidido acabar con todos los artistas de mi devoción.  Con todos mis referentes culturales.  Con la de gente que hay en el paro y esta jodida Dama no hace más que trabajar a destajo.   Vaya temporadita que me llevas hija.  Mira, juro que si un día topo contigo cara a cara te miraré a los ojos, así, de tú a tú, y te pegaré el chorreo más grande que te hayan pegado nunca.  Eso si no me dedico a colocarte la guadaña de sombrero.  Anda hija que te has lucido.  Paco de Lucía, Paco de Lucía.  ¿No podías haber seguido con tu siestecita?  Mira tú que leches tenías que hacer tú en México.  ¡Cagon tó!

lunes, 24 de febrero de 2014

La guerra de los mundos de Jordi Évole



Hace ya algún tiempo que Jordi Évole no forma parte de mis noches de domingo.  Lo cierto es que ya me cansaba el formato del programa en el que apenas se descubre nada nuevo.  Cada vez son más los dinosaurios de la política que pasean sus semblantes frente a la cámara acompañados del reportero dicharachero de moda y, la verdad, para ver a Felipe González y a Artur Mas hablando del proceso soberanista pues me pilla un poco cansado.  Todo esto lo digo en un acto de valentía inusitado, ya que no estaba bien visto, en según qué círculos, decir que te cansaba el programa de El Follonero.

Pese a todo reconozco que, con cierta desconfianza, fui víctima este domingo de la publicidad que le habían dado al documental que querían presentar.  Diré también que me creí el desarrollo del documental y las explicaciones que allí se daban, sobre todo porque de una vez por todas alguien lograba explicarme cómo era posible que Garci recibiera un Oscar por la pastelera y casposa “Volver a empezar”

Hacia el final del programa cuando explicaron que todo había sido un broma me sentí bastante indignado, no por el hecho de ser víctima de un engaño, que eso siempre me resulta divertido, sino porque con ese reportaje humorístico Jordi Évole se ha doblegado a las estrategias de márketing de la cadena.  Además ha puesto en entredicho el trabajo de otros periodistas serios que sí habían puesto en tela de juicio la versión oficial del 23F.  Ahora toda esa investigación llevada a cabo por verdaderos profesionales del periodismo se ha visto empañada por este episodio, ya que en lo sucesivo todo lo que no sea la versión oficial que nos han contado hasta ahora quedará como una pantomima en lugar de cómo un trabajo serio.

Para acabar el cúmulo de insensateces, después de la emisión del documental, Jordi sentó a su mesa a Iñaki Gabilondo, Eduardo Serra y Gabirñe Biurrun.  ¡Toma!, otra mesa de dinosaurios para continuar emitiendo la misma cantinela soporífera de cada domingo.  Como será la cosa que la más progre y rompedora era la jueza Gabirñe.

En fin Jordi que si lo que quieres o lo que te piden es audiencia apúntate a estrategias como la de Mercedes Milá, que se sacó una teta en un Gran Hermano.  Eso por lo menos es cutrez en estado puro.  Ah, y para humor mejor Los Morancos, no se ríe nadie pero por lo menos todos saben que pretenden hacer reír.

sábado, 22 de febrero de 2014

La ligereza de los cascos



No me gustan las mujeres pesadas de cascos
Las prefiero ligeras
Bien ligeras
Para que puedan ascender hasta mi corazón
Y no quedarse postradas a mis pies

viernes, 21 de febrero de 2014

Mi vida y yo



No me gusta el ejército
No me gusta la policía
No me gusta el Estado de Excepción
Ni los Estados Excepcionales
No me gusta ver a hombres apuntando con rifles de precisión sobre otros hombres
No me gusta ver a hombres disparando pelotas de goma sobre otros hombres
No me gusta ver como las personas tratan de protegerse de los disparos
No me gusta la retrasmisión en directo de sus muertes
No me gustan los Estados salvadores
No me gustan los Estados que señalan a los violentos
No me gustan sus esbirros que se pasean con armas en las manos
No me gusta esta falta de sentimientos
No me gusta esta deshumanización

Me gustan las personas
Me gustan sus palabras
Me gustan sus gestos
Me gusta su deseo sexual a flor de piel
Me gusta cuando no piensan como yo
Me gusta cuando me permiten escucharlas
Me gusta el lenguaje
Me gusta la lengua
Y las caricias
Me gusta que me quieran
Me gusta querer
Me gusta que nadie muera
Me gusta que nadie esté encerrado
Me gusta la humanidad

No me gustan los que tienen razón
No me gustan los que gritan
No me gustan los que odian
No me gustan los mansos
No me gustan los que susurran
No me gustan los que no sienten
No me gustan los que tienen un dolor de corazón frente al sufrimiento
No me gustan los que excusan su ausencia
No me gustan los derrotistas


Me gusta el optimismo
Me gusta el miedo en el coraje
Me gusta sentirme vivo y sentir la vida de las personas a mi alrededor
Me gusta la inteligencia de la gente llana
Me gusta la gente llana