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viernes, 2 de enero de 2015

Sigmund rules

Sucedió anoche.  Yo estaba apoyado en la barra del bar, sujetando una cerveza helada.  Un tipo se acercó a mí e inició una de esas conversaciones que sólo se dan en determinados bares a determinadas horas.

Mi cabeza estaba en plena ebullición gracias a la cantidad de cervezas ingeridas a lo largo de la noche y me pilló así, con todos los sentidos alerta y toda la maquinaria de mi cerebro a pleno rendimiento.

Me habló de un tipo con barba llamado Sigmund.  Un tipo que estudiaba cosas de la mente.  Un tipo que dice revolucionó con su yo, su ello y su superyó.  Yo escuchaba con mi yo y mi superyó activados, tratando de evaluar de manera crítica lo que me exponía, al tiempo que con una mano hacía gestos al camarero para que sirviera otra de lo mismo.

No sé en qué momento de la conversación sucedió, pero fue como un mazazo en mi ello.  Mi dijo que, en definitiva, lo que venía a decir Freud, es que tú deseas tener mi polla entre tus piernas.

Salí del bar dando tumbos y vociferando, ¡viva el psicoanálisis!

Esta mañana he despertado y nada más abrir los ojos, antes de desentumecer mi abotargado cuerpo, he visto plasmada sobre la pared de mi habitación, una enorme pintada realizada a brochazos que reza:

“SIGMUND RULES”


No sé, creo que se me ha escapado algo de todo esto del psicoanálisis, pero con esta resaca no tengo ganas de levantarme a mirarlo.

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