Hoy hace 33 años que perdió la vida Félix Rodríguez
de la Fuente. Para toda una generación
de españoles este personaje supuso un punto de inflexión, un cambio en la
concepción de la naturaleza. Con su
lenguaje rimbombante consiguió cautivarnos.
Con aquellas imágenes y aquellas músicas consiguió despertar conciencia
ecológica en quienes no sabíamos ni qué era eso. Consiguió que por las noches me sentara
frente al televisor en blanco y negro, para disfrutar de las imágenes de
depredadores sesgando la vida de desdichadas presas, no provocando ningún tipo
de odio hacia el depredador, sino más bien mostrando la lógica del mundo
natural.
Es cierto que Félix fue un personaje también controvertido:
Cazador reconocido, aunque abjuró de la escopeta y centró sus actividades
predatorias en la cetrería. Se dice de
él que preparaba las escenas con animales acostumbrados a la presencia humana y
que se valía de la muerte programada de unos para explicar el comportamiento de
los otros.
Lo cierto es que nos pilló muy jovencitos y
con la conciencia muy tierna como para que estas consideraciones tengan peso
suficiente como para desprestigiar su figura.
También es cierto que en aquellos años en España continuaba
incentivándose la muerte de las mal llamadas alimañas (lobos, zorros, rapaces,
etc.) Digamos que eran tiempos difíciles
para todos. A pesar de ello Félix supo
con su prosopopeya y habla impostada transmitir respeto y amor hacia animales
que en ese tiempo y en aquella mentalidad no lo merecían. ¿Acaso solo yo lloré con el episodio dedicado
al lobo? Por cierto que aún hoy algunos
de estos animales continúan portando el estigma de alimañas por el simple hecho
de procurarse alimento.
Con los años tengo una visión menos épica de
la naturaleza. Menos de decorado de
cine, como nos trasmitió el gran Félix.
Pero no ha disminuido ni un ápice el entusiasmo que siento cada vez que
veo un documental de bichos en la tele.
También puede resultar un tanto cargante el ver mis reacciones cuando
topo con algún animal algo más grande que un abejorro en la naturaleza. Todo se lo debo al maestro Félix.
Cuando hace unos años descubrí la figura de
Eliseo Reclús (Élisée Reclus sería el modo correcto de citarlo, pero cuando lo
descubrí no éramos tan cosmopolitas) y su gran obra enciclopédica El hombre
y la tierra donde se hace un repaso
a la evolución de la vida en la tierra desde una perspectiva global, incluyendo
naturaleza, geografía, relaciones humanas, etc.
Se trata de una enciclopedia que fue utilizada por la Escuela Moderna y
también fue muy leída entre los militantes anarquistas de la primera mitad del
siglo XX. Cuando descubrí a Eliseo
Reclús y su obra El hombre y la tierra un escalofrío me recorrió el
cuerpo. ¿Y si Félix Rodríguez de la
Fuente hubiera tomado el nombre para su serie documental, sobre la naturaleza
de la obra de Reclús? Lo habría hecho en
plena dictadura franquista. En fin es un
hecho que no he podido constatar, pero como pierdo aceite siempre por el mismo
poro del carter, me gusta continuar estableciendo una conexión mágica entre el
gran Reclús y el gran Félix. Si alguien
sabe algo más sobre esta relación y tiene algún desmentido estaré encantado de que
me desmienta o, mejor aún, que me revele la conexión entre personas que
llegaron a mi corazón en diferentes momentos de mi vida.
Félix y Reclús que la tierra os sea leve.
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