Confieso
que es culpa mía. No sigo las
recomendaciones de amigos y médicos y continúo escuchando la radio y entonces
me solivianto, me sube la bilirrubina, se me disparan las pulsaciones y acaba
jurando en hebreo. Esto no puede
continuar así. Tengo que decidir entre
los tertulianos o mi salud física y mental.
A
partir de aquí y teniendo en cuenta, que no soy gente de posibles y no puedo
costearme un juicio, expondré los hechos sin aludir a personas y emisoras. A ver si me sale. Voy pallá.
Estaba
de viaje. Ya sabéis. Coche, sueño, aburrimiento. ¿Qué vas a hacer? Se han acabado las pipas. Se ha hecho caso a los agoreros y se ha
abandonado el tabaco. Pues habrá que
encender la radio. Pues habrá. ¡Zas!
Enciendo la radio. Una emisora de
mucha audiencia y de amplio ámbito y me topo con que presentan a los
tertulianos habituales que hablarán de una nueva organización del sistema
aportando grandes ideas. Atónito escucho
el nombre de uno de ellos. No puede
ser. No es posible que sea Él. Esto es el sueño que me ha jugado una mala
pasada. Señal de 70 a lo lejos. Levanto el pie del acelerador. Observo el cabreo monumental del camionero
que tengo pegadito al coche. Pongo cara
de buena persona y continúo escuchando atentamente para ver si reconozco la voz
del sujeto. Y cuando habla… ¡Ay cuando habla!
Aquí
tengo que poner un flashback. Lo siento.
Hace varios años surgió con fuerza un
movimiento social en una comarca cercana a la nuestra. Era un movimiento creado por jóvenes que
creían (algunos continúan creyéndolo) que tenía que haber otra forma de hacer
las cosas. Que tenía que existir otra
manera de relacionarse con la naturaleza que no fuera destruirla. De ahí surgió un movimiento apoyado por un
antiguo líder sindical que puso dinero y empeño en que aquello tirara
adelante. Algunos, que entonces ya no
éramos tan jóvenes, vimos nacer este movimiento con ilusión y al mismo tiempo
con cautela. La edad es muy puñetera y
te vuelve resabiado. Se proyectaron
grandes cosas. Se concretó algún encuentro
masivo de gran éxito. Mientras se
desarrollaba todo este trabajo había una persona que estaba labrando un futuro, pero un futuro personal
no colectivo. Algunos nos dimos cuenta
enseguida de lo que allí estaba sucediendo.
Esta persona iba cobrando más y más protagonismo. Se hacía cargo, cada vez más, de cuestiones
burocráticas. En principio por amor al
arte. Redactaba cartas, gestionaba
cuestiones con la administración. En fin,
asumía poco a poco la tarea de secretario de la organización. Por más que avisamos de las intenciones de
este tipo nadie nos quiso escuchar.
-
Vosotros sois muy malos.
-
Hay que ir con buenos pensamientos a los sitios.
Cierto
es, pero también hay que captar a aquellos que no vienen con buenas
intenciones.
En poco
tiempo esta persona consiguió legalizar todo el movimiento que se había
iniciado y darle por tanto una forma subvencionable. Primera medida a adoptar: poner a este
individuo a trabajar a media jornada.
Primer objetivo conseguido.
Poco
después, a través del mecenas que puso la pasta en un primer momento para que
esto empezara a andar consiguió un trabajo en una administración comarcal que
compatibilizaba con su media jornada. A
partir de aquí ya le perdí la pista aburrido como estaba de seguir una organización
subvencionada y que había entrado en una rueda de politiqueo de salón.
Así que
pongo en marcha la radio y vuelve a aparecer Él. El que ha conseguido labrarse un futuro como
tertuliano. Como representante (¿a quién
representa?) de algo así como el movimiento alternativo. Allí estaba el dando lecciones de honradez y
explicando cómo había que organizar la nueva sociedad sobre la refundación de
una democracia directa y participativa.
Jua, jua, jua, jua.
Después
del ataque de risa empezó la reflexión.
Una reflexión que me retrotrajo a mis tiempos de colegio. Aquellos tiempos en que los maestros (restos
del Régimen) se empeñaban una y otra vez en decirme que jamás llegaría a
nada. A los tiempos en que en casa me
decían que era un fatal.
¡Cuánta
razón tenían! Con estos escrúpulos y
este afrontar las cosas de cara. Con
este llamar a las cosas por su nombre sin amedrentarme por el qué dirán, no se
puede llegar a nada. Bueno a algo sí se
llega. Cuando cae la noche, después de
cenar, después de gandulear un rato frente al ordenador o en el sofá. Cuando llegó a la cama. Estiro una pata a Cuenca y la otra a Cádiz y
duermo como Dios.
Tant llegir, tant llegir, i al final, acabes en una cita de Paco Martínez Soria. La ciudad no es para mi? Crec que sí. Petonets, i tapat, que a casa estem tots orgullosos de que sigues un fatal.
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EliminarReconec que quan me fico transcendental al final m’acaba sortint la vena Pacomartinezsoria o qualsevol altra xorrada. Suposo que va en lo meu caràcter. Gràcies per l’orgull, jo també ho estic de tu. I molt.
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