Me gustaría ser Grey para proyectar mis cincuenta
sombras.
O pasar por todas las edades de Lulú y tener una
Madrastra.
También me gustaría llamarme Ismael
y matar ciclópeos cetáceos albinos
mientras paso cien años de soledad.
Desearía ser una puta alcahueta
para concertar encuentros entre Calixto y Melibea.
Desearía ser capaz de enamorar con mi verborrea,
después de muerto,
pese a mi nariz.
pese a mi nariz.
O ser el Cancerbero que da bocados infernales.
Me gustaría estar tan triste como esas putas
y vivir en una ciudad llena de perros.
Me encantaría pasarme veinte años tejiendo
y tejiendo
esperando noticias de Troya.
Desearía ser un sucio borracho apestoso, llamado
Hank,
tras el que sucumben todas las mujeres.
Ser parte de esa historia interminable,
tener un padre caníbal,
ser lápiz de algún carpintero
o anillo de poder.
Pero al final de todo,
Cuando cierro los libros,
lo que más me gusta
es continuar soñando,
porque si sueño
soñando
soñando…
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