La revolución es aquello que sucede mientras te
lamentas de que la gente no está haciendo lo suficiente por cambiar las cosas
(Patricio Barquín)
Como hoy me siento ufano de mi mismo y altamente
desvergonzado, he decidido iniciar esta entrada citándome a mí mismo. Tal vez esto se deba a que el hartazgo y el
hastío están empezando a hacer mella en mi persona y me hacen perder los
papeles.
Sucede que estoy cansado de oír-leer una y otra vez
que no se está haciendo nada. Que el
gobierno nos anda jodiendo y estamos como adormilados o atontados. Esto
en el mejor de los casos, porque también ocurre que alguien se molesta en
escribir extensísimos artículos que, tonto de mi, leo y que tienen como única
finalidad la cháchara quejicosa y pesimista.
¿Realmente estas personas no se han dado cuenta de todo lo que está
sucediendo a nuestro alrededor? ¿O es
que yo vivo en los mundos de Yupi?
Veamos:
La situación que vivimos tiene poco de original, de
hecho lo que ha cambiado es que durante unos años parecía que este sistema “colaba”,
pero ahora es una situación y un sistema que ya no “cuela”. O sea, que el chocolate del loro ya no sirve. Este hartazgo se ha ido gestando, también,
durante unos cuantos años. No es algo
que un día sencillamente estalló, han sido necesarios años de desengaños y de
organización para llegar a la situación en la que estamos.
Tal vez la primera explosión social espontánea y
autoorganizada podríamos encontrarla en las madres gallegas que, hartas de ver
morir a sus hijos, se lanzaron a la calle dispuestas a combatir la mafia de la
droga y a ponerle las cartas bocarriba al sistema, que escondía la cabeza como
un avestruz, básicamente porque era una situación que le iba
estupendamente. Jóvenes consumidos por
la droga y poco conflictivos. Más
adelante surgieron otro tipo de movimientos asamblearios y horizontales como
las asambleas de parados. Todo esto fue
un caldo de cultivo para que en un momento determinado explotara el 15M y todas
las consecuencias que de él se han derivado: marea verde, marea blanca, PAH,
etc.
El sistema reacciona a esta autoorganización social
con las herramientas con las que lo ha venido haciendo hasta ahora, es decir,
criminalizar, menospreciar y sobre todo silenciar a estos grupos. Digo que esto no es nuevo porque siempre lo
ha hecho. Los maquis, por ejemplo
siempre fueron bandidos y salteadores de camino, del mismo modo que, ahora, la
oposición al TAV se nos dice que es ETA.
Vale, dicho esto, si realmente crees que no se está
haciendo lo suficiente… ¡haz tú algo!, pero deja de quejarte. Mira, hay infinidad de sitios donde puedes
canalizar esa frustración que te reconcome y las redes sociales virtuales o las
analógicas (eufemismo de bar) no son el mejor sitio para que te realices. Lo mejor es que pienses en alguna de las
mareas, en la PAH o en cualquier otra de las muchas organizaciones horizontales
que existen y empieces a trabajar con ellos para cambiar las cosas. Y si lo que ya hay no te convence, pues
organizas algo. Desde que Gutenberg
inventara la imprenta que convocar a
otras personas a una reunión en cualquier lugar resulta bastante fácil. Si el papel no es lo tuyo, puedes hacerlo
desde las redes sociales, desde tu blog o desde las páginas de contactos del
periódico deportivo de turno. Pero sobre
todo, no olvides que “hacer algo” supone compromiso y trabajo. Si empiezas algo plantéatelo como un proyecto
a largo plazo y en el que debes ser constante.
Pero, por favor, deja ya de quejarte porque la revolución está sucediendo
junto a ti, mientras te quejas de que nadie hace nada, mientras te preguntas el
porqué habiendo tropecientos millones de parados no ha estallado la Revolución (así con
mayúsculas para que puedas verla), resulta que está estallando junto a ti y no
te has dado cuenta.
Sí y sí. Ha estallado y ahora me doy cuenta. Felicidades por tu escrito.
ResponderEliminarGracias a ti por los comentarios. Saludos.
EliminarSí, la revolución ha empezado. Te felicito por tu escrito.
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