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martes, 9 de abril de 2013

José Luís Sampedro, el de la cabeza redonda.



Hace unos cuantos años, uno de esos abnegados profesores del instituto, que tenían que lidiar con nuestras mentes adolescentes y nuestras hormonas desatadas nos dijo que nos iba a llevar de excursión.  Que íbamos a ir a Lleida a ver a un tipo que escribía libros.  Un tipo que se llamaba José Luís Sampedro y del que no había oído hablar en mi vida y, seamos sinceros, en aquella época me la traía al pairo.

Partimos la cuadrilla de indocumentados con la emoción que tiene siempre el escaquearse de una clase.  Cualquier excusa era buena, incluso ir a ver al Sampedro ese, aunque antes de partir tuviéramos que recibir unas pinceladas de  lo que era la obra literaria de Sampedro.

No recuerdo muy bien en qué espacio se desarrolló la conferencia.  Como digo hace ya unos cuantos años de mi paso por el instituto, y ya peino alguna cana.  Lo que sí recuerdo es que aquel hombre, que ya me pareció anciano entonces, me encandiló con su discurso.  No consigo recordar siquiera que contó, pero tengo perfectamente presente el cúmulo de sensaciones.  La impresión de haber escuchado a un sabio continua aún vivo en mi interior.  A una persona afable, cercana y capaz de comunicar emoción en un adolescente, todo ello desde su elevada edad, continúa aún vivo en mi interior.

También tengo muy vivo el recuerdo de cuando, después, una vez de vuelta, comenté con alguien (no consigo recordar quien, ya me disculparéis esta memoria, os aseguro que no lo hago queriendo) lo extasiado que vine con la charla que nos dio José Luís Sampedro, y me contestó:

-          ¿Ese? Pero si es un facha.
-          ¡Coño! Pues yo debo ser un facha- contesté yo.

No entendí nada en ese momento.  Tal vez era porque la arrogancia no me permitió dejarme amedrentar por quien intentaba desprestigiar a quien tantos sentimientos me había despertado, a quien tanto  me había emocionado.

Con los años he ido conociendo un poco más de la biografía de esta gran persona.  También he conocido algo de la obra de Sampedro, aunque no demasiado, ya que, lo confieso, alguno de sus libros me resultaba un tanto pesado.  Pero sobre todo con los años he sido más y más consciente de que tenemos la cabeza redonda para que nuestro pensamiento pueda cambiar de dirección.  Es decir, la cabeza de Sampedro fue bien redonda y por eso fue capaz de cambiar de dirección, de pasar de ser un facha a convertirse en un férreo defensor del movimiento del 15M.


Otro gran hombre que se va.  José Luís, gracias por conectar con ese adolescente y que la tierra te sea leve.

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