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domingo, 16 de marzo de 2014

¡Viva la poesía!



Ha vuelto a pasar.  Uno va tranquilamente de su corazón a sus asuntos, viendo como la vida transcurre avanzando lenta y sinuosamente por el vértigo de las estaciones y de repente: ¡zas!, marzo poético que te crío.  Hala, todos los sentimientos desparramados aquí y allá.  Como si luego fueran tan fáciles de recoger.  Y, lo peor de todo, es que ya no te acuerdas de donde había que colocarlos, con lo que se genera un desorden difícil de recomponer.  A ver, creo que esta aflicción iba colocada junto a este remordimiento.  Aquella alegría debería haberla colocado junto a aquel enamoramiento.  El enamoramiento junto a la decepción.  Si es que esto no hay quien lo recoloque.  Por más que quiera, una vez sacudido el polvo y baldeado el cerebro ya no vuelve a ser el mismo.  Reluciente sí, pero con la sensibilidad a flor de córtex.

Este año, el marzo poético, ha comenzado con un castillo de fuegos artificiales personificado en Inma Luna y Ana Pérez Cañamares.  Ellas viven en primera persona la sensibilidad y emoción de sus poemas que proyectan como si del efecto kame hame se tratara.  Nos lanzaron sus rayos de risas y lágrimas que compartimos en una catarsis poética y colectiva que acabó con todas nuestras endorfinas repartidas por el salón de actos, espanzurradas contra las paredes, el suelo, el techo, el escenario...  Tal era la sobredosis de endorfinas que si al salir del Palacio Montcada nos hubiéramos encontrado frente a una patrulla de la guardia urbana o la guardia civil nos hubieran detenido acusados de sobredosis de estupefacientes poéticos inyectados por vía intrahipotalamosa.

Ahora, con la resaca del domingo, rodeado de primavera, sol y flores parezco un chamán colgado de peyote.  En mi cara se refleja la felicidad de haber pasado una tarde de sábado fantástica escuchado a dos personas sensibles, tiernas, amables y tan buenas personas que no desean quedarse su poesía para autoconsumo, sino que la distribuyen en pequeñas dosis entre los adictos que siempre buscamos un versito más que nos quite de encima este síndrome de abstinencia que nos vuelve locos.  Inma y Ana gracias por todo.  ¡Viva el marzo poético!

2 comentarios:

  1. Esta cónica también es todo un poema

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    1. Muchas gracias. Un placer recibir comentarios y si encima son halagos ya es un placer superlativo.

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