Un escalofrío recorre, como si fuera un impulso
eléctrico, el débil y apergaminado cuerpo del desdichado Mr. Scrooge. Aún tiene presente, como si de un fotograma
insertado en una película a modo de propaganda subliminal se tratara, el
momento en que dio ese billete de 100 pavos al pillo adolescente, conminándole
a traerle el ídem más hermoso del mercado.
Mala ha sido la noche pasada. Una serie de alucinaciones se han deslizado
por entre sus sábanas y le han mostrado la vida como un pasado, presente y futuro
inexorable. Sin duda se ha tratado de
una pesadilla producida por el constante bombardeo que ha sufrido durante las
últimas semanas, como consecuencia de la proximidad de la navidad. Tanta paz, tanto amor y tantas paparruchas
han acabado haciendo mella en la débil mente del anciano que se ha visto
abocado a derrochar el dinero que tanto le ha costado ganar.
— ¡Maldita sea! —Profiere al vacio, fuera de sí.
Tras esta exclamación, el corazón de Mr. Scrooge se
torna pequeño y rígido como un Ferrero Rocher excesivamente enfriado. Por su mente están pasando imágenes del
ladronzuelo gastando, derrochando, en mujeres de mala vida y cocaína el dinero
de tantos años de esfuerzo. Un billete
que aún conservaba el olor a humedad que se concentra en las rendijas de la
crujiente madera del desgastado suelo.
Un billete que atesora horas y horas de frío que se introduce por todo
el cuerpo, que obliga a castañetear los dientes por no gastar en encender un
mísero brasero, que hubiera dado al traste con todo el plan de ahorro. Un billete lleno de sudor de interminables
veranos de trabajo sin descanso.
El débil corazón de Mr. Scrooge está tan encogido
que, de manera apenas perceptible, ha dejado de bombear. Se ha puesto duro como un trozo de negro
carbón. La piel ha adquirido un tono
cuatro grados más amarillento del habitual, si cabe, y los músculos han cedido
al débil peso de su cuerpo. Entre
estertores de dolor, desde el suelo aún ha podido balbucear.
— ¡Maldita sea!
Mientras en el burdel más famoso de la ciudad, un
golfillo con las narices blanquecinas pide la puta más bonita que se pueda
pagar con 70 pavos.
Feliz navidad a todxs.
No hay comentarios:
Publicar un comentario