¡Hala!, ya me he descuidado y tengo el huerto hecho
unos zorros. Pues esto no puede ser; así
que me arremango, me pongo los guantes de trabajo y sigo con el huerto
doméstico y revolucionario.
Ante la afirmación disparada en contra de tener un
huerto en doméstico, en el punto uno del artículo que citaba en la anterior
entrada: “la contaminación por metales pesados y compuestos orgánicos”, tengo
que explicar que hasta para esto hay remedio en el mundo natural, pues resulta
que hay una planta que atrapa los metales pesados derivados de la contaminación
en pueblos y ciudades. La humilde rosa
canina, llamada vulgarmente escaramujo, tapaculos o rosa silvestre, es una gran
aliada del hortelano. El truco está en
plantar un seto alrededor del lugar donde vayamos a ubicar nuestro huerto. Si es en un balcón, bastará con poner unas
cuantas macetas con rosales silvestres que se encargarán de recoger los metales pesados que salen por
los tubos de escape de los coches. Es
importante saber que este tipo de plantas que se colocan a modo de setos, para
frenar la contaminación, después no puedes ser utilizadas como alimento ni para
nosotras ni para las plantas. Así pues,
deja a la rosa canica ahí haciendo su función y si acaso la vas podando para
aclararle las ramas y evitar, al mismo tiempo, que acabe invadiéndolo todo.
Tenemos el seto y ha llegado el momento de empezar a
sembrar o plantar el huerto.
Si nunca has tenido un huerto y desconoces también
la jardinería, yo, te recomendaría empezar poco a poco. Es muy tentador tratar de abarcar todos los
procesos que acompañan al establecimiento de un huerto, pero también puede
llegar a ser tan desesperante y nos podemos ver tan desbordadas que es mejor ir
paso a paso. Si afianzamos bien cada una
de las etapas, podremos ir dando los pasos que nos veamos con el ánimo
suficiente de dar y retroceder en cualquier momento sin quemarnos en el
intento.
Antes de empezar a plantar lo que te pida el cuerpo
serrano es mejor sentarse tranquilamente y hacer una pequeña planificación de
lo que queremos plantar. Empieza por
anotar los tipos de hortalizas que deseas: lechuga, cebolla, tomate, pimiento,
berenjena… Una vez tengas la lista hecha
(ten en cuenta la temporada para saber qué puedes y no puedes plantar) anota la
cantidad de cada producto que eres capaz de consumir sin cogerle asco. Es muy típico acabar con tal cantidad de
pimientos, por ejemplo, que al final los acabas aborreciendo. Así que moderación, piensa que es mejor que
falte que no que sobre.
Yo recomiendo empezar por acudir a un vivero y
comprar plantones, al menos el primer año, asegurándote de que no estás
comprando variedades híbridas. Es
importante que recalques a quien te sirva la planta que no quieres variedades
híbridas, ya que las variedades híbridas dan semillas estériles y te verás
obligada a comprar un año tras otro semillas o plantones.
Y como no es
bueno cansarse en demasía en el huerto, lo dejo ahí hasta la próxima entrada.
Me interesa lo del escaramujo
ResponderEliminarTambé conegut com a tapaculs. Què més vols saber?
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