Casi a diario me encuentro con personas que son
fervientes defensoras de la democracia burguesa (o liberal capitalista, como
queráis llamarla) o del comunismo de estado, que no dudan en poner en cuestión
mis ideas, en tanto en cuanto las consideran irrealizables.
Aunque es verdad que no suelo pedir opinión en cuanto a
mis ideas, no dudan en facilitármela, lo que es una metáfora de lo que realmente
significa que el anarquismo, en cualquiera de sus formas, es una forma de
organización social “irrealizable”.
Digo esto porque está más que demostrado que el anarquismo
es completamente factible, lo que ocurre es que el Estado en cualquiera de sus
formas está empecinado en que esto no sea así.
Prueba de ello fue en su día la destrucción de las colectividades en
España en mayo de 1937, ejecutada al calor del estalinismo, en nombre de un
supuesto orden. Curiosamente es el mismo
argumento que utilizaron y utilizan, aún hoy en día, los fascistas para
justificar el golpe de estado contra el gobierno de la república y el genocidio
posterior. “El orden”.
También es una prueba diáfana, la represión desatada contra
Ucrania por parte del ejército rojo, a las órdenes de Trotski, que en 1921
acabaron con el sueño anarquista de las comunas de Ucrania.
Sucedió en Manchuria, que en 1932 dijo adiós a la Comuna
de Shinmin gracias a chinos y japoneses que, pese a guerrear entre ellos
llegaron a un objetivo común, destruir cualquier atisbo de sociedad anarquista.
Hay numerosos ejemplos en los que se nos ha aplastado y
el más reciente es el que está sucediendo ahora mismo frente a nuestras
narices. Mientras se discute que si el
Brexit, que si la sentencia del Procès, que si las elecciones, que si Trump;
precisamente Trump ha dado vía libre a destruir el sueño de una sociedad construida
por mujeres. Para ello se sirve, como
han hecho siempre, de un tirano como Erdogan, que no duda en emprender una
guerra contra lo que es, una vez más, la plasmación de lo que llaman utopía en
una realidad de sociedad construida desde abajo. Una sociedad que ha derrotado al Estado Islámico
y cuando ha acabado con el trabajo sucio, como ha ocurrido históricamente, quieren
destruirla. Para ello utilizarán el armamento;
para matar, mutilar y violar; pero una vez acabe la destrucción física llegará
la hora de inventar un relato de destrucción moral. Un relato como ese que me trasladan a diario
de utopías y caos.
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