Quiero aprovechar este bello momento
para analizar la cuestión de las primarias del PSOE. Como llevo tanto tiempo boquicerrado, pues no
pierdo ripio y me marco una largada mayúscula.
No sé si soy yo solo o alguien más se
ha percatado de que todo esto de las primarias ha sido una pura estrategia
(bueno, he de reconocer que cuando estaba pensando esta entradilla me
comentaron que un tal Isaac Rosa había hecho algo parecido, pero tengo
coartada: no lo he leído). Espero no
estar en minoría, aunque, por si las moscas, voy a explicarlo despacito y desde
el principio de los tiempos.
Si hacemos caso a la versión oficial
de los acontecimientos, previo a la investidura, que no embestidura (eso lo
dejamos para la curva de la estafeta y esas cosas cornudas), de Mariano Rajoy
Brei hizo su aparición una tal Susana Díaz que, hecha una tarasca, dijo: “Niño, hazte a un lado que ahora mando
yo”. Y acto seguido llegó la abstención
hecha presidente. Y después llegó la
carrera por eso de las primarias. Y
después se hizo una campaña larguísima de varios meses con tertulianos
variopintos rajando a diestro y siniestro; concretamente siniestramente
compinchados con la corriente Diaciana.
Y después habló la militancia y dijo que tararí y tururú y que ya no
mandas tú, que ahora vuelve a mandar el pobre Pedro. Y lo que parecía la Pasokización del PSOE ya
no, que ahora ya resurgen de sus cenizas y con el bueno de Sánchez la cosa va
más que bien engrasada.
Esto es, como he dicho, la versión
oficial. Realmente aquí hay una
conspiración en toda regla y te lo voy a demostrar:
Fíjate que en toda la disertación
anterior he dejado de lado la figura de Patxi López y lo he hecho de forma
deliberada y sabes ¿por qué? No, no es
que el pobre Patxi haya sido utilizado por la pérfida Susana para vaciar de
votos la candidatura del San Pedro, no, es algo mucho más sutil. Observa el apellido de los candidatos: López
(Patxi), Sánchez (Pedro), Díaz (Susana).
¿No te dicen nada estas iniciales?
Sí, claro, LSD, dietilamida de ácido lisérgico, lo que viene a ser un
tripi. Y es que todo esto ha sido una
estrategia del propio partido para recuperar el protagonismo perdido con la
aparición de partidos a su izquierda y el talante liberal que había adquirido
en los últimos tiempos. Y como las
personas que ponen nombre a las operaciones son unas cachondas, pensaron que
LSD describía a la perfección la alucinante serie de acontecimientos a los que
nos iban a someter. Claro que para
disimular un poco el nombre buscaron tres candidatos con los que montar un
acróstico y asunto resuelto. Luego llegó
todo el montaje del apártate tú que me pongo yo, ahora votamos y todo eso con
la única finalidad de recuperar el lustre y esplendor de épocas pretéritas. ¿Cómo te has quedado? ¿Eh?
Que no, que no se me han desconectado
las neuronas, que todo esto era una bromita para pasar un rato bueno. Pero tiene sentido. ¡Dios mío!
¡La verdad está ahí fuera!
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