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viernes, 1 de diciembre de 2017

Mujer liberal busca

“Mujer liberal busca hombre culto para conversación agradable y lo que surja”.  Este es el anuncio con el que me topé en las páginas de contactos.  Como quiera que cumplía con el cincuenta por ciento de los requisitos, era algo hombre y una vez leí alguna cosa, y, sobre todo, me atraía eso de mujer liberal que sonaba a sexo desenfrenado y sin cortapisas, eso sí, tras una “conversación agradable”; decidí que había llegado el momento de lanzarse a la aventura y quedar con la susodicha.

La cita fue en una cafetería a media tarde, lo que me obligó a no mostrar mi masculinidad más tosca, que hubiera requerido de un buen carajillo de algo fuerte, pero es que si tomo café a partir de las doce del mediodía ya no pego ojo por la noche y tampoco tenía la certeza de que fuera necesario mantenerme despierto y alterado hasta bien entrada la madrugada; así que pedí una infusión sin teína.  “Sueños de verano” me apuntó el camarero, me pareció lo suficientemente sugerente pese a que estábamos en diciembre y la pedí con la esperanza de que el humo de la infusión me envolviera en un halo de aparente “cultez” y creyendo que eso no pondría en entredicho el concepto que “Mujer Liberal” pudiera tener de la masculinidad.

Es cierto, cuando apareció no puso en entredicho ni mi presunta hombría ni mi aparente capacidad de ser persona cultivada y la tarde transcurrió por vericuetos que no consigo recordar.  Permitidme que apunte que ni tan siquiera recuerdo que clase de conversación mantuvimos, ni que variopintos temas tratamos, el caso es que sí parecía que yo era el tipo de hombre que buscaba, así que la “mujer liberal” me aplicó toda una serie de medidas que pasaron por ofrecer todas mis pertenencias a diferentes empresas que, según ella: “nada como la iniciativa empresarial para una gestión eficaz de los bienes: rentabilidad, gestión eficiente, optimización del trabajo y ahorro.”  Después tomó al asalto mis pensamientos, sentimientos y lo poco de ideología que tenía y lo licitó en exposición pública pasando a manos de una multinacional que se aprestó a una gestión eficaz, rentabilidad, eficiencia, optimización y ahorro.  Por último, mi cuerpo quedó en manos de una gran empresa del sector sanitario que dice me está gestionando de forma eficaz, rentabilizando, optimizando y ahorrando; eso sí, mi vida apesta.


Juro que nunca más vuelvo a acercarme al liberalismo.

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