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lunes, 4 de febrero de 2013

Dios no existe, Marx ha muerto y Yo mismo no me encuentro muy bien.



Resulta inquietante como de un tiempo a esta parte  (tal vez sea porque me fijo más) los tertulianos sientan cátedra.  ¿Habéis hecho la prueba de escuchar cualquier tertulia de alguna de las radios o cadenas de televisión con más audiencia?  Podréis observar con espanto como a lo largo del día, en las diferentes conversaciones que vas teniendo, se repiten las frases más contundentes escuchadas en la tertulia con las mismas palabras usadas por el sesudo tertuliano sin citarlo, como si de una opinión propia se tratara.  Estamos ante el cuarto poder (o el quinto, o el sexto que ya me descuento con tantos poderes) que es capaz de alienarnos hasta el punto de perder el criterio.  Bien está escuchar opiniones y razonamientos diferentes.  Bien está interiorizar aquellos puntos de vista que consideres atinados.  Pero de ahí a repetir como loros las frases va un abismo.  En este proceso de repetición se repiten los cánones de la mala pedagogía fundamentada en memorizar y aprobar, como si nos halláramos en un permanente examen académico.  ¿Es usted lo suficientemente sabio para tener una opinión propia?  ¿Le da miedo hacer el ridículo ante sus amigos?  Si es así tal vez conviene ir pensando en cambiar de amigos o aumentar la autoestima con urgencia.

Cada vez me siento más próximo a las personas que no tienen, en apariencia, un gran compromiso social, ni se destacan por pertenecer a tal o cual agrupación política, social o cultureta.  Suelen ser un soplo de aire fresco que te despejan cual caramelos halls.

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